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Image | 1756-London-Tonson-02-015 |
Illustration No. | 1   |
Illustrator | John Vanderbank |
Engraver | Gerard van der Gucht |
Lithographer | |
Title Caption | |
Title Supplied | Don Quixote relates his adventure into Montesinos' cave |
Part | Part II, Madrid 1615 |
Chapter | Chapter 23 |
Subject |
23.1 DQ’s tale of his experience in the cave |
Illustration Type |
Chapter illustration |
Technique |
Burin engraving Etching (acquaforte) |
Color | Black and white |
Volume | II |
Page Number | f.p. 124 |
Image Dimension | 249 x 184 |
Page Dimension | 287 x 225 |
Commentary | Top: don Quixote tells Sancho and the bachelor's cousin what he has seen into Montesinos' cave (notice his well-detailed hands).
The bachelor's cousin listens to don Quixote attentively; Sancho with distrust (he knows the truth about Dulcinea's enchantment). Bottom: don Quixote's encounter with Montesinos and Durandarte (sketched as an imaginary scene). Drawing, shading and engraving are excellent. |
Notes | 1 - Same plate from London: Tonson, 1738 Spanish edition and London: Tonson, 1742 English edition.
2 - "Lo que principalmente movió a los Dibujantes a escoger los asuntos referidos, y otros tales, fue la facilidad de manifestarlos en gran distinción; [...] Y aunque es ciertamente necesario que los asuntos se escojan, y dispongan de manera, que sin fatiga se puedan reconocer, y distinguir; con todo ello muchas veces no es fácil de alcanzarlo en aquellos pasos, que más lo requerirían, y darían mayor placer, no obstante toda la ventaja que se puede sacar así del lugar de la acción, como de los caracteres, vestidos, posturas, gestos, y semejanzas de facciones en una misma Persona: particularmente cuando se trata de representar Discursos, y Conversaciones [...]. Propondré un ejemplo de lo que voy diciendo, y el medio que ha parecido practicar para la conveniente explicación del asunto. Tal es la Relación que nuestro Caballero Andante hizo del Encantamiento de Dulcinea del Toboso en la cueva de Montesinos después de haber bajado a ella, para explorar los secretos que deseaba saber. [...] Acostumbrado pues Don Quixote a semejantes credulidades, se persuadió la ficción, bajó a la cueva, y hallándose impresionado de las exhalaciones de ella; vio, y exploró (en su imaginación) todas las particulariades de que se deseaba informarse. El uno de los oyentes, a quienes hizo Don Quixote una seria, y exacta relación de todo lo que le suministró su engañada, y engañosa fantasía; creyó cuanto oyó, pero el otro que sabía muy bien, que él mismo era el que había fingido el encanto de Dulcinea, no pudo dejar de concebir algunos escrúpulos poco favorables a la veracidad de su Amo: bien que le importaba callar el oculto motivo de ellos. Si esto se ejecuta bien, no puede dejar de causar un efecto muy agradable. Pero si el asunto no quedase bastantemente distinguido, y fijado por el teatro de la Acción; ni por la postura con que el Caballero dirige su razonamiento al Estudiante, y al Escudero; ni por la gran estupidez del primero, por la cual parece que da entera fe a un cuento tan absurdo; ni por la vista asocarronada del último, por cuyo medio a un mismo tiempo descubre, y procura encubrir el no dar crédito a tal patraña, sin embargo todo el asunto quedará historiado suficientemente por medio de un dibujo de él (como se ha ejecutado en la Estampa) puesto en la concavidad de la cueva, de manera, que se vea por la boca de ella" (Oldfield. "Sobre las Estampas desta Historia". I: iv-v)[Updated orthography]. |