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Image | 1863Paris-Hachette-02-169 |
Illustration No. | 1   |
Illustrator | Paul Gustave Louis Christophe Doré |
Engraver | Héliodore Joseph Pisan |
Lithographer | |
Title Caption | DON QUICHOTTE ATTENDIT LE JOUR À CHEVAL. |
Title Supplied | |
Part | Part II, Madrid 1615 |
Chapter | Chapter 61 |
Subject |
61.1 DQ arrives in Barcelona |
Illustration Type |
Chapter illustration |
Technique |
Wood engraving or Xylography |
Color | Black and white |
Volume | II |
Page Number | f.p. 410 |
Image Dimension | 249 x 199 |
Page Dimension | 433 x 313 |
Commentary | Don Quixote and Sancho arrive to the shore of Barcelona on Saint John's Eve, where they spend the night.
Masterly illustration; drawing and engraving are excellent; notice the night light, the waves... |
Notes | "Un cuadro de romanticismo puro, y ensoñación melancólica ante la realidad, es aquel en que Don Quijote y su escudero, hacia el final de sus tristes aventuras, han llegado a las puertas de la ciudad de Barcelona, donde el héroe ha de ser derrotado. Cerró la noche calurosa de fines de junio; es la víspera de San Juan, la de la milenaria verbena del Mediterráneo. Pero nuestros héroes, retrasados por la compañía del bandolero Roque Guinart, que ahora mismo, temeroso de toparse con la justicia, acaba de dejarles, han llegado tarde a las puertas de la ciudad: están cerradas y no volverán a abrirse hasta el amanecer. El bullicio verbenero se apagó hace rato; las hogueras populares están convertidas ya en puro rescoldo, que la húmeda brisa marinera va extinguiendo. Barcelona duerme encerrada en sus murallas. Y Don Quijote resuleve esperar el nuevo día, montado a caballo, en la desierta playa, junto al inmenso y desconocido mar, mientras Sancho descabeza el primer sueño de su vida arrullado por el suave rumor de las olas. Una estampa quijotesca como ésta ha sido imposible hasta ahora, hasta que el romanticismo ha envuelto todas las cosas humanas en un halo trascendente, de infinito y de eternidad. Si el propio Cervantes viese esta imagen, a buen seguro que se quedaría pasmado ante la mezcla de ensueño, de vaga inquietud, de misterio inefable con que los hombres del siglo XIX han subrayado sus sencillas y clásicas palabras. Aquí el Quijote se convierte en símbolo. Y estas pobres figuras adormecidas de cansancio, ante el mar ignoto, bajo el firmamento cuajado de astros, encarnan todo el vago dolor de las meditaciones románticas sobre el universo y el destino humano" (GG229-230). |