TEXTOS ELECTRÓNICOS / ELECTRONIC TEXTS |
Obras de Cervantes. Association for Hispanic Classical Theater, Inc. |
Obras de Cervantes / El gallardo español / parte 9ª |
Electronic text by J T Abraham and Vern G.Williamsen |
Vase GUZMÁN: Buitrago, el que nos defiende es, sin duda, don Fernando. BUITRAGO: Aqueso estaba pensando, porque a los moros ofende. CUCO: ¡Renegado, perro, aguarda! D. FERNANDO: ¡Rey del Cuco, perro, aguardo! CUCO: ¿Cómo en tu muerte me tardo? D. FERNANDO: Pues la tuya ya se tarda. Alimuzel, désta vas, y tú, rey, irás de aquésta. ¡Concluyóse ya esta fiesta! CUCO: ¡Muy mal herido me has! ALIMUZEL: ¡Muerto me has, moro fingido y cristiano mal cristiano!Caen dentro del vestuario D. FERNANDO: Tengo pesada la mano y alborotado el sentido; Dios sabe si a mí me pesa. Gran don Martín valeroso, haz que desciendan al foso y recojan esta presa. GUZMÁN: Don Fernando, señor, es, que viene a hacer recompensa de la cometida ofensa: diez ha herido, y muerto a tres; y el rey del Cuco es aquél que yace casi difunto. D. MARTÍN: Pues socorrámosle al punto. GUZMÁN: Y el otro es Alimuzel. D. MARTÍN: Vayan por la casamata al foso, y retírenlos. BUITRAGO: Vamos por ellos los dos.Quítase del muro GUZMÁN y BUITRAGO AZÁN: Ya no es la empresa barata, pues me cuesta un rey, y tantos que en veinte asaltos han muerto. ¿Alboroto, y en el puerto (¿qué podrá ser?) de los Santos?Suenan tod[as las campanas] Campanas en la ciudad suenan, señal de alegrías, y tocan las chirimías; aquésta es gran novedad. Vamos a ver lo que es esto, y toquen a recoger. ALABEZ: No sé lo que pueda ser. AZÁN: Pues yo lo sabré bien presto.[Vanse]. Salen BUITRAGO y GUZMÁN GUZMÁN: Al retirar, don Fernando, que en gran peligro estás puesto. D. FERNANDO: No lo pienso hacer tan presto. BUITRAGO: Pues, ¿cuándo? D. FERNANDO: Menos sé cuándo. Yo, que escalé estas murallas, aunque no para huir dellas, he de morir al pie dellas, y con la vida amparallas. Conozco lo que me culpa, y, aunque a la muerte me entregue, haré la disculpa llegue adonde llegó la culpa. BUITRAGO: Yo sé muy poco, y diría, y está muy puesto en razón, que la desesperación no puede ser valentía. GUZMÁN: Menos riesgo está en ponerte del conde a la voluntad que hacer la temeridad donde está cierto el perderte. Procúrate retirar, pues es cosa conocida que al mal de perder la vida no hay mal que pueda llegar. En efecto: has de ir por fuerza, si ya no quieres de grado. D. FERNANDO: De vuestra fuerza me agrado, pues más obliga que fuerza. Retirad aquesos dos del foso, que es gente ilustre. BUITRAGO: Locura fuera de lustre el quedarte, ¡juro a Dios![Vanse] todos. Salen AZÁN, ARLAXA, MARGARITA, don JUAN, ROAMA, que trae preso a VOZMEDIANO ROAMA: Éste, pasando de Orán a Mazalquivir, fue preso. AZÁN Éste nos dirá el suceso y por qué alegres están. VOZMEDIANO: Porque les entró un socorro, que por él, ¡oh gran señor!, a la hambre y al temor han dado carta de horro. Un don Álvaro Bazán, terror de naciones fieras, a pesar de tus galeras, ha dado socorro a Orán. En la cantidad es poco, y en el valor sobrehumano. D. JUAN: Si aquéste no es Vozmediano, concluyo con que estoy loco. VOZMEDIANO: ¡Suerte airada, por quien vivo en pena casi infinita! Aquélla, ¿no es Margarita, y su hermano aquel cautivo? AZÁN: ¿Hay nuevas de otro socorro, cristiano? VOZMEDIANO: Dicen que sí. D. JUAN: De haber dudado hasta aquí ya me avergüenzo y me corro. ¿No os llamáis vos Vozmediano? VOZMEDIANO: No, señor. D. JUAN: ¿Qué me decís? VOZMEDIANO: Que no. D. JUAN: ¡Por Dios, que mentís! VOZMEDIANO: Estoy preso y soy cristiano, y así, no os respondo nada. D. JUAN: ¿Aquélla no es Margarita, viejo ruin? VOZMEDIANO: Es infinita vuestra necedad pensada. Pedro &áacute;lvarez es mi nombre: ved si os habéis engañado. D. JUAN: El seso tengo turbado; no hay cosa que no me asombre. Que si éste no es Vozmediano y no es Margarita aquélla, y el que causó mi querella no es el otro mal cristiano, tampoco soy yo don Juan, sino algún hombre encantado.[Sale] un MORO MORO: ¿Cómo estás tan sosegado, valeroso y fuerte Azán? Si tardas un momento, no habrá fusta, galera ni bajel de cuantos tienes en este mar que no sea miserable presa del español, que a remo y vela viene a embestirte. Rey Azán, ¿qué aguardas? AZÁN: Todo moro se salve, que los turcos solos se han de embarcar. ¡Adiós, amigos!Vase ARLAXA: Fátima, no me dejes; ven conmigo, que tiempo habrá donde a tu gusto acudas. MARGARITA: No te puedo faltar; guía, señora.[Vanse] las dos D. JUAN: Solos quedamos, hombre, y sólo quiero que me digas quién eres; que yo pienso que eres un Vozmediano de mi tierra. VOZMEDIANO: No es éste tiempo para tantas largas; la libertad tenemos en las manos; dejalla de cobrar será locura. Pedro &áacute;lvarez me llamo por agora.[Vase] D. JUAN: ¿Cómo podré dejarte, hermana o mora?[Vase]. Salen a la muralla Don MARTÍN, GUZMÁN, Don FERNANDO y BUITRAGO D MARTÍN: ¡Oh, que se embarca el perro y que se escapa! Dobla la punta, general invicto, y embístele. GUZMÁN: Por más que lo procura, no es posible alcanzarle. D. FERNANDO: ¡A orza, a orza, con la vela hasta el tope! ¡Oh, que se escapa! De Canastel el cabo dobla, y vase. D. MARTÍN: Los perros de la tierra, en remolinos confusos, con el miedo a las espaldas, huyen y dejan la campaña libre. BUITRAGO: Toda la artillería se han dejado. GUZMÁN: Las proas endereza nuestra Armada al puerto, y ya de Orán el conde insigne ha salido también. D. MARTÍN: A la marina, que el bravo don Francisco de Mendoza no tardará en llegar.[Vanse] Don MARTÍN y BUITRAGO D. FERNANDO: Amigo, escucha: ¿no ves aquel montón que va huyendo de moros por la falda del ribazo? GUZMÁN: Muy bien. ¿Por qué lo dices? D. FERNANDO: Allí creo que va desta alma la mitad. GUZMÁN: ¿Va Arlaxa? D. FERNANDO: Arlaxa va. GUZMÁN: ¡Mahoma la acompañe! D. FERNANDO: Ven, que con ella va la que me lleva el alma, y me conviene detenellas; sígueme, que has de hacer por mí otras cosas que me importan la honra. GUZMÁN: Yo te sigo; que hasta la aras he de serte amigo.[Vanse]. Sale[n], como que se desembarca, Don FRANCISCO de Mendoza; recíbenle el Conde [don ALONSO], don MARTÍN, BUITRAGO y otros D. ALONSO: Sea vuesa señoría bien venido, cuanto ha sido el deseo que de verle estas fuerzas han tenido. D. FRANCISCO: El cielo, a lo que creo, en mi mucha tardanza ha sido parte, porque viese esta tierra más de un Marte; que de aquestas murallas las rüinas muestran que aquí hubo brazos de fuerzas que llegaron a divinas. BUITRAGO: Rompen por embarazos imposibles los hartos y valientes, y esto saben mis brazos y mis dientes. D. MARTÍN: ¡Paso, Buitrago! BUITRAGO: Yo, señor, bien puedo hablar, pues soy soldado tal, que a la hambre sola tengo miedo. Ya el cerco es acabado. D. MARTÍN: No es para aquí, Buitrago, aqueso. ¡Paso! BUITRAGO: Nadie sabe la hambre que yo paso. D. ALONSO: Cincuenta y siete asaltos reforzados dieron los turcos fieros a estos terrones por el suelo echados. BUITRAGO: Cincuenta y siete aceros tajantes respondieron a sus bríos, todos en peso destos brazos míos. Corté y tajé más de una turca estambre. D. ALONSO: ¡Buitrago, basta agora! BUITRAGO: Bastará, a no morirme yo de hambre. D. FRANCISCO: En vuestro pecho mora, famoso don Martín, la valentía. BUITRAGO: Y en el mío la hambre y sed se cría.[Sale] el capitán GUZMÁN y lee un billete a Don FRANCISCO; y, en leyéndole, dice D. FRANCISCO: Haráse lo que pide don Fernando; que todo lo merece lo que dél va la fama publicando. Coyuntura se ofrece donde alegre y seguro venir puede. GUZMÁN: Tu gran valor al que es mayor excede.[Vase] GUZMÁN D. FRANCISCO: Pido, en albricias deste buen suceso, señor conde, una cosa que por algo atrevida la confieso, mas no dificultosa. D. ALONSO: ¿Qué me puede mandar vueseñoría que no haga por deuda o cortesía? D. FRANCISCO: De don Fernando Saavedra pido perdón, porque su culpa con su fogoso corazón la mido, y el dará su disculpa. D. ALONSO: Muy mal la podrá dar; pero, con todo, señor, a vuestro gusto me acomodo.[Salen] Don FERNANDO y ALIMUZEL, con una banda, como que está herido, ARLAXA, MARGARITA, Don JUAN y VOZMEDIANO D. FERNANDO: Si confesar el delito, con claro arrepentimiento, mitiga en parte la ira del juez que es sabio y recto, yo, arrepentido, aunque tarde, el mal que hice confieso, sin dar más disculpa dél que un honrado pensamiento. A la voz del desafío deste moro corrí ciego, sin echar de ver los bandos, que al más bravo ponen freno. Pero no es éste lugar para alargarme en el cuento de mi extraña y rara historia, que dejo para otro tiempo. D. ALONSO: Agradecedlo al padrino que habéis tenido, que creo que allí llegará la pena do llegó el delito vuestro. Pero, ¿qué moras son éstas?, ¿y qué cautivos? ¿Qué es esto? D. FERNANDO: Todo lo sabrás después, y por agora te ruego que me des, señor, licencia, para hablar sólo un momento y acomodar muchas causas de quien verás los efectos. D. ALONSO: Hablad lo que os diere gusto, que del vuestro le tendremos; que siempre vuestras palabras responden a vuestros hechos. D. FERNANDO: Yo soy, Arlaxa, el cristiano, y entiende que ya no miento, don Fernando, el de la fama, que te enamoró el deseo. La palabra que le diste a Alimuzel tenga efecto, que él hará entrego de mí, pues yo en sus manos me entrego. Y vos, don Juan valeroso, cuyo honrado y noble intento os trujo a tal confusión que os turbó el conocimiento, perdonad a vuestra hermana, que el romper del monesterio redundará en su alabanza, señor, si vos gustáis dello. Sin dote será mi esposa; que nunca falta el dinero donde los gustos se miden y se estrechan los deseos. En esta mora en el traje a vuestra hermana os ofrezco, y a mi esposa, si ella quiere. MARGARITA: Yo sí quiero. D. FERNANDO: Yo sí quiero. D. JUAN: ¿No es aquéste Vozmediano? VOZMEDIANO: El mismo. D. JUAN: ¡Gracias al cielo que, tras de tantos nublados, claro el sol y alegre veo! No es este famoso día de venganzas, y no tengo corazón a quien no ablande tal sumisión y tal ruego. Yo perdono a Margarita, y por esposa os la entrego, Alejandro de mi hacienda, pues la mitad os ofrezco. ARLAXA: Y yo la mano a Muzel; que, aunque mora, valor tengo para cumplir mi palabra; cuanto más, que lo deseo. D. ALONSO: Tan alegre destas cosas estoy, cuanto estoy suspenso, porque dellas veo el fin, y no imagino el comienzo. D. FERNANDO: ¿Ya no te he dicho, señor, que te lo diré a su tiempo?[Sale] UNO UNO: En este punto espiró el buen alférez Robledo. GUZMÁN: Dios le perdone, y mil gracias doy al piadoso cielo, que me quitó de los hombros tan pesado sobrehueso. Quien quiere tener la vida rendida a cualquier encuentro, y no tener gusto en ella ni velando ni durmiendo, afrente a algún bien nacido, y verá presente luego el rostro que el temor tiene, la sospechas y el recelo. BUITRAGO: Quien quisiere se le quite todo temor, todo miedo, tenga hambre, y verá como cesa todo en no comiendo. D. MARTÍN: Yo añadiré las raciones, Buitrago. BUITRAGO: ¡Hágate el cielo vencedor nunca vencido por casi siglos eternos! D. ALONSO: Entremos en la ciudad, señor don Francisco. D. FRANCISCO: Entremos, porque a la vuelta me llaman estos favorables vientos, y quiero deste principio entender estos sucesos, porque, en ser de don Fernando, gustaré de que sean buenos. BUITRAGO: Tóquense las chirimías y serán, si bien comemos, dulces y alegres las fiestas. GUZMÁN: ¿Y si no? BUITRAGO: Renegaremos. UNO: ¡Buitrago, daca el alma! BUITRAGO: ¡Hijo de puta! ¿Tenemos más almas que dar, bellaco? UNO: ¡Daca el alma! BUITRAGO: ¡Por San Pedro, que si os asgo, hi de poltrón, que habéis de saber si tengo alma que daros! GUZMÁN: Buitrago, no haya más, que llega el tiempo de dar fin a esta comedia, cuyo principal intento ha sido mezclar verdades con fabulosos intentos.FIN DE LA COMEDIA