TEXTOS ELECTRÓNICOS / ELECTRONIC TEXTS |
Obras de Cervantes. Association for Hispanic Classical Theater, Inc. |
Obras de Cervantes / El gallardo español / parte 8ª |
Electronic text by J T Abraham and Vern G.Williamsen |
[Sale] ROAMA, moro, con [don JUAN de Valderrama], un cristiano galán, atadas las manos ROAMA: El bergantín que de la Vez se llama cautivaron anoche tus fragatas; y éste, que es un don Juan de Valderrama, venía en él. AZÁN: ¿Por qué no le desatas?Como entra el cautivo, se cubre MARGARITA el rostro con un velo ALABEZ: ¿Cómo sabes su nombre tú, Roama? ROAMA: Él me lo ha dicho así. AZÁN: Pues mal le tratas; si es caballero, suéltale las manos. D. JUAN: ¿Qué es lo que veo, cielos soberanos?Mira a Don FERNANDO AZÁN: ¿De qué tierra eres, cristiano? D. JUAN: De Jerez de la Frontera. AZÁN: ¿Eres hidalgo o villano? ALABEZ: Vestir de aquella manera los villanos no es muy llano. D. JUAN: Caballero soy. AZÁN: ¿Y rico? D. JUAN: Eso no; pues que me aplico a ser soldado, señal que de bienes me va mal; y esto os juro y certifico. ALABEZ: De cristianos juramentos está preñada la tierra, lleno el mar, densos los vientos. AZÁN: ¿Y venías...? D. JUAN: A la guerra. AZÁN: ¡Honrados son tus intentos! MARGARITA: ¡Éste es mi hermano, señora! ARLAXA: Disimula como mora, y cúbrete el rostro más. Cuco ¡Buena guerra agora harás! D. JUAN: ¿Y cómo la hago agora? AZÁN: ¿Qué nuevas hay en España? D. JUAN: No más de la desta guerra, y que ya estás en campaña. AZÁN: Dirán que mi intento yerra en emprender tal hazaña; el socorro aprestarán, el mundo amenazarán, y, estándole amenazando, llegarán a tiempo cuando yo esté en sosiego en Orán. Preséntote este cristiano, Arlaxa, como en indicio de lo que en servirte gano; y acepta el primer servicio que recibes de mi mano; que otros pienso de hacerte con que mejores la suerte de tu aduar saqueado. ARLAXA: Tenga el grande Alá cuidado, grande Azán, de engrandecerte. [ALABEZ]: Azán Vamos, que Marte nos llama a ejercitar el rigor que enciende tu ardiente llama. ARLAXA: Mahoma te dé favor que aumente tu buena fama. Ven, cristiano, y darme has cuenta de quién eres.[Vanse] todos, excepto Don JUAN y Don FERNANDO D. JUAN: ¡No consienta el cielo que éste sea aquel que, enamorado y crüel, pudo hacerme honrada afrenta! D. FERNANDO: Escucha, cristiano, espera. D. JUAN: Ya espero, ya escucho, y veo lo que nunca ver quisiera, si me pinta aquí el deseo esta visión verdadera. D. FERNANDO: ¿Qué murmuras entre dientes? D. JUAN: ¿Qué me quieres? D. FERNANDO: Que me cuentes quién eres. D. JUAN: Pues, ¿qué te importa? D. FERNANDO: Hacer tu desgracia corta. D. JUAN: (¡Podrá ser que me la aumentes! Aparte Muestran que no es opinión los sobresaltos que paso, mas cosa puesta en razón, que, sin duda, hace caso tal vez la imaginación, pues pienso que estoy mirando el rostro de don Fernando, su habla, su talle y brío; pero que esto es desvarío su traje me va mostrando.) D. FERNANDO: ¿Todo ha de ser murmurar, cristiano? D. JUAN: Perdona, moro, que no me dejan guardar el cortesano decoro las ansias de mi pesar. Y más, que tú me enmudeces; porque tanto te pareces a un cristiano, que me admiro, que le veo si te miro, y él mismo en ti mismo ofreces. D. FERNANDO: En Orán hay un cristiano que dicen que me parece como esta mano a esta mano, y que si acaso se ofrece vestir hábito africano, ningún moro hay que le vea que no diga que yo sea, y juzgue con evidencia que sólo nos diferencia su vestido y mi librea. No le he visto y voy trazando verle, que verle deseo, ya en paz, o ya peleando. D. JUAN: ¿Cómo se llama? D. FERNANDO: Yo creo que se llama don Fernando, y tiene por sobrenombre Saavedra. D. JUAN: Ése es el hombre por quien con mil males lucho. D. FERNANDO: Desa manera, no es mucho que mi presencia te asombre.[Sale] ROAMA, el moro ROAMA: Arlaxa y Fátima están esperándote, cautivo. D. FERNANDO: Ve en paz; que, rendido Orán, si el otro yo queda vivo, tendrá remedio tu afán. D. JUAN: Estimo tu buen deseo; mas, con todo aquesto, creo...; pero no, no creo nada; que es cosa desvariada dar crédito a lo que veo.[Vanse] don JUAN y ROAMA D. FERNANDO: Entre sospechas y antojos, y en gran confusión metido, va don Juan lleno de enojos, pues le estorba este vestido no dar crédito a sus ojos. No se puede persuadir que yo pudiese venir a ser moro y renegar; y así, se deja llevar de lo que quise fingir. Su confesión está llana, y más lo estará si mira y si conoce a su hermana; que entonces no habrá mentira que no se tenga por vana. Pregunto: ¿en qué ha de parar este mi disimular, y este vestirme de moro? En que guardaré el decoro con que más me pueda honrar.[Vase]. Tócase [al] arma; salen a la muralla el Conde [don ALONSO] y GUZMÁN, y al teatro, AZÁN, el CUCO y ALABEZ D. ALONSO: Veinte asaltos creo que son los que han dado a San Miguel, y éste, según es crüel, me muestra su perdición. No podrá más don Fernando de Cárcamo. GUZMÁN: No, sin duda; mas, si no se le da ayuda, su fin le está amenazando. Fuerza que no se socorre, haz cuenta que está rendida. AZÁN: San Miguel va de vencida, que gran morisma allá corre.Suena mucha vocería de "¡Li, li, li!" y atambores; sale ROAMA ROAMA: San Miguel se ha entrado ya, y, sobre el muro español, son tus medias lunas sol, el más bello que hizo Alá. Fuéronse a Mazalquivir algunos que se escaparon. Azán Algún tanto dilataron esos perros el vivir. ALABEZ: Desta huida no se arguye el refrán que el vulgo trata, que es hacer puente de plata al enemigo que huye. CUCO: Hoy de aquel gran capilludo las memorias quedarán enterradas con Orán, pues tú puedes más que él pudo. AZÁN: ¡Valeroso don Martín, que te precias de otro Marte, espera, que voy a darte, a tu usanza, un San Martín![Vanse todos. Salen ARLAXA y MARGARITA, cubierto el rostro con un velo, y Don JUAN, como cautivo D. JUAN: Ayer me entró por la vista cruda rabia a los sentidos, y hoy me entra por los oídos, sin haber quien la resista. Ayer la suerte inhumana, a quien mil veces maldigo, me hizo ver mi enemigo, y hoy me hace oír mi hermana. Quítate el velo, señora, y sacarme has de una duda por quien tiembla el alma y suda. MARGARITA: ¿Otra vez? No puedo agora. D. JUAN: ¡Ay Dios, que la voz es ésta de mi buscada enemiga! MARGARITA: Si el oírme te fatiga, jamás te daré respuesta. D. JUAN: No me tengas más suspenso; descúbrete, que me das, mientra que cubierta estás, un dolor que llega a inmenso. ARLAXA: Fátima, por vida mía, que te descubras; veremos por qué hace estos extremos este cristiano. MARGARITA: Sí haría, si no me importase mucho encubrirme desta suerte. D. JUAN: Los ecos son de mi muerte los que en esta voz escucho. ARLAXA: Descúbrete, no te asombres; que has de saber, si lo ignoras, que nunca para las moras los cristianos fueron hombres. Ya no es nadie el que es esclavo; no tienes que recelarte. MARGARITA: Yo daré, por contentarte, con mis designios al cabo.[Hablan aparte ARLAXA y doña MARGARITA] ARLAXA: (Que te conozca, no importa; cuanto más, que has de negallo MARGARITA: Dudosa en todo me hallo. ARLAXA: Ten ánimo, no seas corta.) MARGARITA: Descúbrome; vesme aquí, cristiano; mírame bien. D. JUAN: ¡Oh, el mismo rostro de quien aquí me tiene sin mí! ¡Oh hembra la más liviana que el sol ha visto jamás! ¡Oh hermana de Satanás primero que no mi hermana! Por ejemplos más de dos he visto puesto en efeto que, en perdiéndose el respeto al mundo, se pierde a Dios. ARLAXA: ¿Qué dices, perro? D. JUAN: Que es ésta mi hermana. ARLAXA: ¿Fátima? D. JUAN: Sí. ARLAXA: ¡En mi vida vi ni oí tan linda y graciosa fiesta! ¡Tuya mi hermana! ¿Estás loco? Mírala bien. D. JUAN: Ya la miro. ARLAXA: ¿Qué dices, pues? D. JUAN: Que me admiro, y en el jüicio me apoco. Por dicha, ¿hace Mahoma milagros? ARLAXA: Mil a montones. D. JUAN: ¿Y hace transformaciones? ARLAXA: Cuando voluntad le toma. D. JUAN: ¿Y suele muda[r], tal vez, en mora alguna cristiana? ARLAXA: Sí. D. JUAN: Pues aquésta es mi hermana, y la tuya está en Jerez. ARLAXA: ¡Roama, Roama, ven![Sale] ROAMA ROAMA: Señora; ¿qué es lo que mandas? ARLAXA: Que pongas las carnes blandas a este perro. ROAMA: Está bien.Vuélvese ARLAXA: Con un corbacho procura sacarle de la intención una cierta discreción que da indicios de locura. MARGARITA: De cualquiera maleficio, Arlaxa, que al hombre culpa, le viene a sobrar disculpa en la falta del juïcio. No le castigues ansí por cosa que es tan liviana. D. JUAN: ¡J[u]ro a Dios que eres mi hermana, o el diablo está hablando en ti!Suena dentro asalto ARLAXA: ¿No oyes, Fátima, que dan asalto a Mazalquivir, que hasta aquí se hace sentir en el conflito en que están? Deja a ese perro, y acude, por si lo podremos ver. MARGARITA: Siempre te he de obedecer.[Vanse] ARLAXA y MARGARITA D. JUAN: ¡Y quieren que desto dude! Por ser grande la distancia que hay de mi hermana a ser mora, imagino que en mí mora gran cantidad de ignorancia. Extraño es el devaneo con quien vengo a contender, pues no me deja creer lo que con los ojos veo.[Vase]. Salen a la muralla Don MARTÍN, el capitán GUZMÁN y BUITRAGO con una mochila a las espaldas y una bota de vino, comiendo un pedazo de pan D. MARTÍN: ¡Gente soberbia y crüel, a quien ayuda la suerte, no penséis que es éste el fuerte tan flaco de San Miguel! ¡Bravo Guzmán, gran Buitrago, hoy ha de ser vuestro día!Bebe [BUITRAGO] BUITRAGO: Déjeme vueseñoría que me esfuerce con un trago. ¡Échenme destos alanos agora de dos en dos, porque yo les juro a Dios que han de ver si tengo manos!Salen al teatro AZÁN, el CUCO, el ALABEZ, Don FERNANDO y otros moros con escalas AZÁN: Al embestir no se tarde; porque quiero estar presente, para honrar al que es valiente y dar infamia al cobarde. Muzel, una escala toma, y muéstranos que te dan, como a melionés galán, [manos las del gran Mahoma.] ¡Ea; al embestir, amigos; amigos, al embestir; que hoy será Mazalquivir sepultura de enemigos!Embisten; anda la grita; lleva [ALI]MUZEL una escala; sube por ella, y otro moro por otra; desciende al moro BUITRAGO, y don FERNANDO ase a [ALI]MUZEL y derríbale; pelea con otros, y mátalos. Todos han de caer dentro del vestuario. Desde un cabo mira AZÁN, el CUCO y el ALABEZ lo que pasa D. FERNANDO: Ya no es tiempo de aguardar a designios prevenidos, viendo que están oprimidos los que yo debo ayudar. ¡Baja, Muzel! ALIMUZEL: ¿Por ventura, quiéresme quitar la gloria desta ganada vitoria? D. FERNANDO: Aún más mi intento procura. ALIMUZEL: ¡Que me derribas! ¡Espera, que ya abajo a castigarte! D. FERNANDO: Aunque bajase el dios Marte acá de su quinta esfera, no le estimaré en un higo. ¡Oh, cómo que trepa el galgo! ALIMUZEL: Poco puedo y poco valgo con este amigo enemigo. ¿Por qué contra mí, Lozano, esgrimes el fuerte acero?Riñen los dos D. FERNANDO: Porque soy cristiano, y quiero mostrarte que soy cristiano. D. MARTÍN: ¡Disparen la artillería! ¡Aquí, Buitrago y Guzmán! ¡Robledo, venga alquitrán! ¡Arrojad esa alcancía! ¡Allí, que se sube aquél! D. FERNANDO: Donde yo estoy, este muro estará siempre seguro; y, aunque le pese a Muzel, este perro vendrá al suelo.Derriba a otro AZÁN: ¿Quién es aquél que derriba a cuantos suben arriba? CUCO: Que es renegado recelo; pero yo lo veré presto, y le haré que se arrepienta. AZÁN: A un rey no toca esa afrenta.Vase el del CUCO contra Don FERNANDO CUCO: Mahoma se sirve en esto.